Comunicación asertiva, agresiva y pasiva; descubre cual es tu estilo

Todos los seres vivos tienen la necesidad de comunicarse, en el reino animal, podemos observar como las distintas especies emplean originales maneras de transmitir sus mensajes con los recursos que se encuentren a su disposición.

Para los seres humanos, la necesidad de comunicarse es aún más acentuada, desde que nacemos, el llanto es la forma en la que el bebé transmite a su madre sus requerimientos, ya sean de alimento, afecto o atención ante eventos que lo molestan o perturban.

La comunicación nace entonces de la necesidad de transmitir un mensaje; para ello es necesario que intervengan en ese proceso tres elementos indispensables que completan el acto comunicativo en si mismo; ellos son:

  • Un transmisor.
  • El receptor
  • El canal o vía de transmisión.

Quien asume el rol de transmisor es aquel que tiene como objetivo hacer del conocimiento de su contraparte (receptor) cual es el mensaje que quiere que reciba; si la información es recibida de forma efectiva y clara, se considera que la comunicación ha sido exitosa.

Sabiendo lo anterior, podemos dar como un hecho cierto que al hablar o expresar una idea ante otro estamos manteniendo una comunicación correcta y que nos brindará resultados positivos, sin embargo, la experiencia no hace notar que esto no es una realidad que logramos concretar en cada intento.

Sin embargo, podemos aprender a transmitir nuestras ideas exitosamente si aprendemos a diferenciar los distintos estilos de comunicación, ello nos ayudará a fortalecer nuestras habilidades y a corregir las fallas en las que estemos incurriendo a la hora de presentarnos ante el mundo.

Comunicación pasiva:

En este escenario, la persona, no muestra una actitud proactiva a la hora de intercambiar ideas o dialogar, su lenguaje es escaso o extremadamente meticuloso, evitando con ello el contrariar u oponerse a los razonamientos de la otra parte, en esta vertiente podemos ubicar a personas que frecuentemente emplean expresiones como “quizás si…” o, “ puede que…”; las respuestas evasivas o ambiguas abundan en quienes emplean este tipo comunicacional y su lenguaje corporal suele corresponderse con el oral, tendiendo a minimizar sus gestos o expresiones para no causar una impresión negativa a su interlocutor.

Quienes están frente a un comunicador pasivo, perciben a un individuo inseguro y con poca disposición a la innovación y a la originalidad, los mensajes suelen descartarse ya que se crea una atmósfera de confianza o seguridad acerca del contenido que quiere ofrecerse.

Comunicación Agresiva.

Aquí tenemos a la contraparte natural de la anterior; quienes la ponen en práctica utilizan un lenguaje directo y muy concreto; sus palabras y argumentos van dirigidos a convencer mediante la culpabilización y la intimidación del receptor; los hechos o conceptos siempre se presentan con una carga que responsabiliza al destinatario del mensaje; se hace hincapié en las consecuencias que acarreará una falta de entendimiento o interés hacia lo expresado.

La actitud y lenguaje corporal es un componente muy acentuado en esta clase de comunicación, quien se sitúa en este estilo, suele mantener una postura intimidatoria, con la intención de proyectar autoridad, sus gestos tienden a ser cortantes, adustos y se acompañan de expresiones faciales que pueden ser rígidas o por el contrario, bastante expresivas dejando apreciar con claridad la rabia o cólera contenida en mayor o menor grado según sean las circunstancias que los rodeen.

El convencer a otra persona con un estilo de comunicación agresiva puede parecer una buena opción para hacer valer rápidamente nuestros argumentos y razones, pero debemos estar conscientes del hecho de que quien recibe nuestro mensaje lo hace desde una perspectiva de sometimiento y desventaja, circunstancias que en nada ayudan a que lo que queremos transmitir, por el contrario dejan una sensación de angustia y

alarma a aquellos a quienes nos dirigimos.

Comunicación asertiva:

Este estilo es por mucho, el más adecuado y recomendable en para emplearlo en todos los casos; la asertividad es la capacidad que tenemos de comunicarnos de forma clara, eficaz y positiva, respetando las ideas y planteamientos de las otras partes involucradas; así al practicar la asertividad, somos capaces de establecer canales en los que la información viaja en ambas direcciones permitiendo que todos se beneficien de los argumentos empleados.

La forma en la que un comunicador asertivo se comporta también se distingue del resto; la autoestima y confianza en si mismo es un rasgo muy claro en las personas asertivas; así el cuerpo se alinea en una postura relajada sin llegar a ser descuidada y puede mantener una mirada directa hacia su interlocutor y un tono de voz equilibrado sin llegar a intimidar o invadir los espacios personales de los otros.

Los acuerdos, negociaciones y hasta las confrontaciones pueden surgir en una comunicación asertiva, ya que al crear un ambiente libre y adecuado y recomendable para emplearlo en todos los casos; la asertividad es la capacidad que tenemos de comunicarnos de forma clara, eficaz y positiva, respetando las ideas y planteamientos de las otras partes involucradas; así al practicar la asertividad, somos capaces de establecer canales en los que la información viaja en ambas direcciones permitiendo que todos se beneficien de los argumentos empleados.

Finalmente, es preciso aclarar que todos en algún momento, nos hemos situado en uno de estos estilos de comunicación, las circunstancias y hechos que nos llevan a ello pueden ser de diversa índole; pero debemos tener en cuenta que el decidirnos por un estilo de comunicación asertivo nos acerca de una forma más rápida y eficaz a nuestros objetivos y de paso nos permite crecer y mejorar como seres humanos.

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